
Nuestro viaje como padres de una niña con trisomía 21 empezó hace 11 años. A los pocos minutos del alumbramiento las alarmas se pusieron en marcha, el pediatra nos dijo: "estamos casi seguros de que vuestra hija tiene síndrome de down".
En nuestro proyecto de padres habíamos soñado y planeado muchas cosas, pero ciertamente no estábamos preparados para esta “sorpresa”. En uno de los momentos más maravillosos de nuestra vida en cuestión de minutos tuvimos que aceptar que todos los planes y sueños que habíamos hecho iban a tomar un camino para nosotros desconocido.
Nuestra maravillosa hija, lo mas preciado que teníamos venia "acompañada" de un extra cromosoma. Sabíamos muy poco sobre cromosomas pero lo poco que sabíamos nos asustó.
Cuando recobramos la calma pedimos a los médicos y enfermeras que se fueran de la sala de partos, para que nos permitieran darle la bienvenida a nuestra hija tal como se lo merecía, sin pena, sin tristeza, sin miedos y sin lágrimas, así lo hicimos. Fue en ese momento cuando decidimos que no íbamos a aceptar los terribles augurios que nos daban los médicos.
Nosotros, no seríamos quien decidiríamos el futuro de nuestra hija, nosotros no le pondríamos ninguna “etiqueta”. Nos propusimos dar a nuestra hija un libro en blanco, el libro de su vida. Quisimos que fuera ella, no los médicos, no los especialistas, no otros niños, no experiencias de otras personas, quien escribiera su historia.
Apartamos todos los prejuicios y empezamos a andar un camino un tanto diferente.
Después de 11 años estamos muy orgullosos del enfoque que hemos tomado, los resultados son buenos y a pesar del esfuerzo nada nos da más tranquilidad y seguridad de verla en su día a día, avanzando, superándose, retrocediendo, luchando... Nuestras expectativas han sido siempre muy altas pero tenemos la seguridad de que cuando llegue a la edad adulta tendrá una vida totalmente independiente y plena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario